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El miedo siempre ha estado presente, es un elemento de la vida misma. Miedo a ciertas cosas, miedo a las alturas, miedo a ciertas personas, y muchos otros tipos de miedos, que parece imposible poder enfrentarlos todos.
Según estudios realizados, todos los miedos se pueden categorizar en cuatro pilares: de cuerpo, de relaciones, de mente y de comportamiento.
De Cuerpo
Este miedo se relaciona a nuestro cuerpo físico, al estado de bienestar, vulnerabilidad y ansiedad, relacionados a señales que nos envía nuestro cuerpo. Nos puede generar sobre protección, una hipervigilancia a enfermedades potenciales, miedo a enfermedades, lesiones o infecciones. Esto aún sin presentarse o confirmarse síntomas reales.
Quienes experimentan este tipo de miedos, procuran un cuidado importante sobre su cuerpo y eviten exponerse a situaciones de riesgo, como lugares muy concurridos, subirse a un avión ... aún y cuando esto los pueda privar de experiencias de vida interesantes.
¿Cómo administrarlo?
Escucha a tu cuerpo, entiende los sentimientos que te genera y a que los relaciona. Enfócate en el presente, no dejes que los pensamientos tomen control sobre ti. Cuando tengas pensamientos, obsérvalos y déjalos pasar, no los mantengas vivos en tu mente. Practica la meditación, visualiza los pensamientos.
De relaciones
Este miedo se enfoca en las relaciones interpersonales. Nos da miedo lo que nos puedan provocar nuestra gente cercana o lo que les pueda suceder a ellos. Esto es muy común entre padres e hijos o relaciones de pareja y amig@s. Se genera una dependencia al bienestar de la otra persona.
El estado emocional o de salud de la otra persona tiene una injerencia en mi propio estado emocional. Se generan preocupaciones propias basadas en el comportamiento de la otra persona y que tienen afectaciones sobre mis emociones, mi estado físico e incluso sobre mis finanzas.
¿Cómo administrarlo?
Identifica tus relaciones más significativas y las que más sensaciones te generan. Recuerda que existen 3 ámbitos: el tú, el otro y el universo. Tú solo te puedes enfocar en tu propio ámbito, en como reaccionas, en tus sentimientos, en la historia que te cuentas. No podemos influenciar en el ámbito del otro y no podemos hacer nada en contra de la naturaleza.
Revisa esos sentimientos en tus relaciones y donde identifiques estrés o malestar, has introspección y busca la causa de ese sentimiento. Busca sanarlo para que tengas paz en tus relaciones. Lo que hacen los otros, solo me afecta si yo permito que me afecte.
De Mente
El miedo cognitivo o de pensamiento, tiene que ver con el saber o no saber ... está relacionado a la información. Al tener tanta información a la mano, nos ponemos a investigar de temas y dependemos de la opinión de terceros, de los cuales no conocemos su nivel de expertise o intención en el tema.
Esto nos puede llevar a caer en miedos, causados por la información consumida. Pero también se da el caso contrario, donde lo que nos provoca el miedo es la falta de información que tenemos sobre un tema. Es muy común escuchar o leer en las noticias, lo más crítico que sucede en una ciudad, ya que el pánico vende. Cuando vamos a esta ciudad, vamos con miedo, cuando la realidad de los que viven en el día a día en dicha ciudad es muy diferente a lo que consumimos en los medios.
¿Cómo administrarlo?
Cuestiona tus pensamientos. Haz una lista de tus principales preocupaciones. Si puedes hacer algo para solucionarlo, actúa. Si no puedes hacer nada, quítalo de la lista de preocupaciones. Esto no significa que dejes de preocuparte por ti, tu gente o tu comunidad. Lo que necesitamos es dimensionar esos pensamientos y ponerlos en un nivel justo, sin que te genere estrés en tu vida.
De Comportamiento
Este miedo se enfoca en la decisión que debes tomar sobre actuar o no actuar. Te genera miedo no saber si debes hacer algo, con la información que tienes, o si debes permanecer en espera. Esto puede ocurrir en el trabajo o en tu vida personal. El miedo a actuar o el estrés de esperar!
Esta indecisión sobre el actuar puede provocar tomar malas decisiones, ya sea por la presión de hacer algo o por la indecisión de haber hecho algo en el momento necesario.
¿Cómo administrarlo?
Crea un ritual que te permita reducir el estrés. Cuando entre el agobio, usa el ritual para aclarar tu mente y tomar mejores decisiones. Puede ser un ejercicio de respiración, puede ser una caminata. Con la práctica, el ritual te ayudará a reducir el nivel de estrés y tener claridad de mente.
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